Sydney Opera House

La Opera House por la noche

Una de las mejores horas para visitar la Sydney Opera House es cuando cae el sol y se va la luz ya que deja de haber tantos turistas y puedes disfrutar del edificio iluminado. Hacía tiempo que no nos dejábamos caer por Circular Quay durante la noche así que el otro día y aprovechando la visita de Josele y Anna fuimos a tomar algo al Cruise, un bar situado al otro lado de los pantalanes de los ferrys cuya terraza tiene una vista de la Opera envidiable.

Después de tomar algo fuimos paseando hasta el emblemático edificio dejando que poco a poco se fuese la luz, momento en el que la fotografié.

Panorámica de Bondi Beach

Siguiendo con el tema de las fotos panorámicas hoy os traigo una de Bondi Beach, la playa a la que vamos casi todos los días a tomar el sol, bañarnos y a coger olas.

Panorámica de Bondi Beach

Hablando de playas, ahí va un dato curioso… Últimamente casi todos los días están saliendo en los periódicos noticias relacionadas con tiburones. Concretamente la semana pasada apareció un tiburón martillo de cuatro metros por las playas que están al lado de Bondi y ayer se avistaron varios tiburones blancos, uno de ellos cerca de Manly.

Habrá que andarse con cuidado…

El skyline de Sydney

Una de las cosas que más me gusta de la ciudad es observar su skyline desde la lejanía. Algunos de los rascacielos de Sydney son realmente bonitos (otros no tanto) y la Sydney Tower preside el perfil de la ciudad demostrando que es el edificio más alto de la misma.

El otro día fuimos a pasar el día a Watsons Bay donde te puedes bañar en la playa mientras disfrutas de las vistas a la ciudad. Como sabéis me encanta hacer fotos panorámicas así que aproveché la situación para capturar las maravillosas vistas de la ciudad que la bahía ofrece. Si hacéis click sobre cada una de ellas os llevará a la página de cada foto en Flickr donde os las podréis descargar a distintos tamaños.

Sydney Skyline from Watsons Bay

Another Sydney view from Watsons Bay

Día de Reyes

A pesar de estar lejos, pero que muy lejos, los Reyes también se dejaron caer por nuestra casita de Bondi para ponernos unos regalitos bajo el árbol.

Configuración de los regalos

El balance de regalos fue el siguiente:

A Andrea le trajeron una cafetera con un juego de café Illy, un kit de Nike+ y Apple para poder llevarse el iPod a correr atado al brazo y por último una bolsa de banana chips que tanto le gustan.

Por mi parte recibí una flamante tabla de bodyboard (que este fin de semana he estrenado por partida doble), una camiseta de licra para usar con la tabla y un calendario de 2009.

Mi nueva tabla de body

Con todo esto se nos hizo un poco más ameno el estar lejos de la familia y amigos en estas fechas tan señaladas!!

Navidades australianas

Lo primero de todo desearos feliz año a todos los que no lo haya hecho ya personalmente. Después del parón navideño voy a intentar retomar el transcurso normal del blog y para comenzar os narraré lo que hicimos en navidades.

El viaje de Navidad en mi caso tuvo tres paradas: Brisbane, Noosa y Fraser Island. Llegamos a Brisbane un martes por la noche y tomamos el último autobús con destino a Noosa. Cuando nos dejó en casa yo me fui casi directo a la cama para descansar y prepararme para el largo día que se me avecinaba.

Conduciendo el mega Toyota Landcruiser

Puesto que Fraser Island es una isla completamente de arena, tan solo está permitida la entrada en ella con un 4×4. Al final como siempre se nos echó el tiempo encima y no nos dimos cuenta de que una horda de australianos elegiría Fraser Island como destino de sus vacaciones. Como resultado estaba imposible encontrar todoterrenos por las inmediaciones de la isla. Así pues me bajé a Brisbane a buscar el coche que habíamos alquilado, y como Andrea y Ana llegaban esa misma tarde aproveché para darme una vuelta y tener un primer acercamiento a la capital de Queensland.

Vista del río de Brisbane

Me dediqué a hacer el recorrido a pie que recomedaba la Lonely Planet sofocado bajo un sol de treinta y pico grados, curioso clima de Nochebuena. Lo que más me llamó la atención fue ver lo entremezclados que tienen los edificios históricos con los rascacielos. Tan pronto estás paseando entre edificios ultramodernos como te encuentras con una iglesia del siglo XVIII «acongojada» entre tanto grandullón. Era prácticamente imposible hacer fotos a edificios antiguos sin que saliesen vestigios de rascacielos.

La catedral de Brisbane cercada por rascacielos

De todas formas tengo que decir que me gustó bastante. Como Sydney el centro es bastante manejable y enseguida te haces a él, no hay forma de perderse. De todas formas Sydney sigue ocupando la cabeza de mi ranking personal de ciudades australianas (creo que de perderla solo podrá ser frente a Melbourne).

Cuando llegó la hora las fui a buscar y pusimos rumbo al resort de Noosa. De nuestros días en Noosa poco que contar, una copiosa cena de Nochebuena, barbacoa de Navidad, piscina, piscina, jacuzzi, piscina, playa, piscina, jacuzzi, … Vamos, mucho stress. Si queréis saber más os remito al post de Andrea.

Pasandolo mal en Noosa

Después de Noosa venía lo auténtico, lo que llevábamos meses esperando, la aventura de vivir un fin de semana en Fraser Island con nuestro 4×4 y nuestras tiendas de campaña.

Vista de la 74 Miles Beach Highway

Llegamos el viernes por la tarde y nada más llegar ya nos lanzamos a recorrer parte de la autovía de 74 millas de la playa. Toda una experiencia llevar el coche por la arena de la playa, pero lo mejor estaba por llegar, tras alcanzar el pueblo de Eurong y comer allí emprendimos el camino al Lake Mackenzie donde pretendíamos pasar la noche. Los caminos del interior de Fraser Island son carriles por los que la mayor parte del tiempo solo cabe un coche y están llenos de baches y pozos. Vamos, lo que vienen siendo rutas de 4×4.

Un 4x4 que se ha quedado encallado es observado por nosotros antes de proceder a su ayuda

Tras llevar más de una hora intentando llegar al Lake Mackenzie descubrimos que aún estábamos a medio camino, y lo que es peor, que allí no se podía acampar. Así que ahí estábamos en el medio de una isla infestada de dingos, serpientes y arañas sin un sitio donde dormir y con la noche acechando. Ante tal panorama decidimos que lo mejor era darnos la vuelta y ahí empezaron los problemas. El camino de vuelta era cuesta arriba y enseguida el coche decidió encallar y no andar hacia adelante en ninguna de las configuraciones de tracción del coche. Un amable holandés nos explicó que para conducir sobre arena deberíamos haber deshinchado las ruedas considerablemente. Tras hacerlo y ver que el coche no subía decidimos volver a bajar y él mismo nos condujo al camping más cercano por un camino más fácil aunque en sentido contrario.

Tras pasar la noche nos dimos cuenta del error cometido el día anterior y con un mejor conocimiento de cómo funcionaba nuestro 4×4 nos pusimos en marcha hacia el lago Mackenzie. Este lago es el highlight de la isla con sus arenas blancas y sus aguas cristalinas, es como estar en el paraíso (o en Benidorm si en lugar de caminar hacia algún lugar un poco más recogido te quedas en el punto donde desemboca el camino y todos los turistas se quedan apelotonados). Allí estuvimos bañándonos un buen rato antes de emprender el camino al norte por la 74 Mile Beach Highway.

En el Lake Mackenzie

El camino al norte está lleno de cosas que ver, desde Eli Creek, un pequeño río al que se accede por una pasarela de madera que en su punto final te permite bajar al mismo y volver a la playa caminando por él mismo,

Eli Creek

Maheno Wreck que son los restos de un barco que encalló en las arenas de Fraser Island hace unos años y ahí lo han dejado como una atracción más. Se trata de un barco de principios de siglo XX que se perdió en una tempestad cuando lo remolcaban para sacarlo de circulación. Unos días después apareció en Fraser y ahí se quedó.

Maheno Wreck

Maheno Wreck

El punto más al norte al que llegamos fue Indian Head, una gran roca a la que se puede subir y desde ella mirando al mar es posible ver bastante vida marina. Nosotros en un cuarto de hora que estuvimos allí pudimos ver una manta raya, una pequeña tortuga y un tiburón. (Sí, se me había olvidado mencionar que está totalmente prohibido bañarse en las playas de Fraser Island por la cantidad de bichos que hay, aunque la gente es una temeraria y no hace ni caso…)

Tiburón visto desde Indian Head

Después de Indian Head decidimos buscar un sitio para dormir y nos acabamos metiendo de estrangis en el primer camping que encontramos, en el que nos aseguraron que no quedaban sitios libres pero ¿desde cuándo eso fue un problema?

En el camping improvisado

A la mañana siguiente teníamos nuestras últimas horas en la isla y al bajar a la playa y ver que la marea estaba alta tuvimos que iniciar el descenso por la parte de arena blanda lo que disparó nuestro consumo de gasolina y nos hizo tener que cambiar de planes. Al ser Eurong el único punto de la isla en el que quedaba gasolina sin plomo tuvimos que bajar directamente hacia el sur por un terreno bastante chungo. Debido a este contratiempo tuvimos que decir adiós a nuestro plan de visitar el lago de las tortugas pero como contrapartida nos fuimos al lago Wabie, un sitio precioso custodiado por una gran duna que abría el paso a un paisaje de arena que nos hacía dudar de si estábamos en una isla o en un desierto.

La duna que da a Lake Wabie

Recorriendo las dunas

El Lake Wabie fue nuestro último punto antes de volver a tierra firme. Justo cuando estábamos a punto de coger el Ferry de vuelta un dingo se nos acercó un poco perdido probablemente buscando algo de comida. Al principio todos nos metimos en el coche ya que los dingos son perros salvajes que pueden ponerse agresivos (lo equivalente a los lobos en España) pero a ver que la gente estaba por allí como si nada nos dimos cuenta de que estos animales están ya bastante acostumbrados al ser humano.

Hembra de dingo que se nos acercó al final de nuestro viaje

Y nada, esto es to, esto es to, esto es todo amigos! Más fotos en las galerías de Flickr de Brisbane, Noosa y Fraser Island.

Adam Green @ OxfordArtFactory

Ayer por fin llegó la fecha en la que pudimos ir a ver un concierto de Adam Green. Llevaba persiguiéndole bastante tiempo ya que cuando vino a Barcelona no se me arregló la cosa para ir y cuando este verano tocó en Gijón (y encima gratis) yo no volvía de Cádiz hasta dos días después. Pero bueno, como decía Skeletor: «Todo le llega al que sabe esperar».

Adam Green en un momento del concierto

El teloneo corrió a cargo de SONGS, una banda bastante noisy que en ocasiones me recordaba a los Secret Machines o probablemente a Wilco. Su concierto me gustó mucho y me dejó con ganas de hacerme con su EP. Habrá que buscarlo por ahí.

Otro momento del concierto de Adam Green en Sydney

A eso de las 10 de la noche saltaba al escenario el señor Green, un torbellino de energía de dudosa procedencia que no paraba de moverse, bailar y hacer tonterías mientras hacía una performance bastante digna, todo hay que decirlo.

Tocó casi todas las canciones que quería escuchar, como Emily, Jessica, Bunny Runch, Gemstones, Morning after midnight, Carolina, Crackhouse Blues, Broadcast Beach y muchas más. Además tres de ellas fueron interpretadas por el mismo Adam Green solo en el escenario lo cual vino a echar por tierra mi teoría de «este tío no está pa tocar la guitarra ni de coña». No hizo ninguna master piece pero al menos acertaba los acordes.

En resumen una noche muy divertida que nos hizo volver a casa con una sonrisa en la cara. Siento la calidad de las fotos pero la cámara del iPhone no da para más. Andrea hizo unas cuantas e incluso un video con su cámara que espero que cuelgue pronto! El resto de las mías aquí.

Paseando por Centennial Park

Cartel del área en la que estuvimos del parque

El domingo después de comer decidimos ir a pasar la tarde a Centennial Park, uno de los grandes parques de Sydney que está relativamente cerca de nuestra casa. Al poco de llegar ya vimos a un montón de gente haciendo picnics, barbacoas, jugando al fútbol, etc… lo que nos dio bastantes ideas para sacarle partido al parque en futuros fines de semana.

Observando el parque

Lo que me sigue sorprendiendo un montón de ir a un parque en Australia es la cantidad de animales extraños que te puedes encontrar. Por ejemplo el otro día conocimos a la «paloma punkarra»:

La paloma punky. Había un montón de ellas

También estaba esta curiosa especie a la que se suele ver caminando sobre los nenúfares de los estanques.

Ave que camina sobre nenúfares

Pero lo que sin duda más llamó nuestra atención fue el enorme pelícano que se presentó delante nuestra emergiendo de uno de los estanques donde estábamos descansando. Aunque en la foto no se aprecie muy bien el bicho en cuestión me llegaba por la cintura y cuando echó a volar tenía una envergadura alucinante.

El pelícano en todo su esplendor

Acercándome al pelícano

Por último antes de emprender el camino de vuelta nos encontramos con este curioso loro blanco. Como veis uno no se aburre en los parques australianos…

Lorito blanco!

Más fotos.

Estamos en guerra

Nuestra existencia en Bondi Beach era de lo más feliz y tranquila, con una casa prácticamente nueva por la que no preocuparnos del creciente aumento de fauna en el exterior a medida que el calor empieza a apretar. Esto era así hasta hace un par de días.

Volviendo de cenar del centro llegamos a casa y nos encontramos en medio de la cocina a un inesperado visitante en forma de cucaracha enorme. Tras invitarla amablemente a abandonar nuestro hogar y ante su negativa a llevar a cabo tal acción procedimos a su ejecución. Una vez llegó el juez y se procedió a levantar el cadáver nos fuimos a la cama tratando de olvidar el inquietante episodio y clasificándolo como otro caso aislado (el segundo o tercer día de vivir aquí nos había pasado lo mismo).

El caso es que a la mañana siguiente Andrea me despertó alarmada al ver otra cucaracha correteando por la cocina. Una vez muerta consideramos necesario hacernos con algunas armas de destrucción masiva que yo mismo compraría al salir del trabajo.

Como las sospechas son que los bichos entran por los resquicios que dejan las puertas de la cristalera entre sí, me hice con un maravilloso spray que alardea de crear una barrera impenetrable durante 6 meses para cucarachas, arañas y todo tipo de crawling insects. Además también compré el mítico spray matacucarachas para las situaciones de emergencia. Y qué mejor que llegar a casa y ponerlo en práctica… Al ir a coger la caja del árbol de navidad para tirarla a la basura vi que algo salía de ella y se escondía bajo la nevera, así que lancé un ataque en forma de chorro por debajo de la misma y esperé con la zapatilla en la mano. 5 segundos me hicieron falta solo para usar mi calzado contra el suelo.

Cucaracha en la terraza de nuestra casa

Así pues procedimos a limpiar la casa al detalle y con todo tipo de productos de limpieza para a continuación rociarla con el spray impenetrable. Nos fuimos a dormir tranquilos a la espera de que no volveríamos a encontrar más bicharracos inmundos de estos.

Por la mañana al ir a desayunar me asome a la ventana y vi que efectivamente algunas cucarachas que se habían acercado para entrar en casa yacían boca arriba. También pude ver a una que había conseguido rebasar el impenetrable muro de insecticida pero no había conseguido adentrarse más de 5 centímetros en nuestra casa. Esta mañana he encontrado otra igual que esta y unas cuantas más fuera, por lo que podemos afirmar que el invento está funcionando. No saben estas a dónde se han ido a meter…

Por último comentar que el tener cucarachas en casa es una cosa de lo más común en Australia. Es la inconvenient truth mejor tapada sobre este país: El animal típico no es el canguro ni el koala, es la cucaracha. Te las encuentras en casa pero también en pubs y restaurantes (y no de mala muerte precisamente). Es una guerra perdida en la que solo te queda luchar por la batalla librada entre tus cuatro paredes. Afortunadamente esto solo ocurre en los meses de verano ya que después el frío no les gusta nada, así que paciencia y ¡¡RESISTENCIA!!

La foto que acompaña a esta entrada fue tomada esta mañana en la terraza de nuestra casa. De este palo son los bichitos que tenemos en Bondi…

Festín en la oficina

Miriam y Juan antes de ponerse al ataque

Aprovechando que la mayoría de becarios están de viaje y que ayer íbamos a estar Juan, Miriam y yo prácticamente solos en la oficina, decidimos que para hacerlo más llevadero cada uno cocinaríamos una delicatessen y las degustaríamos juntos en la sala de juntas.

Detalle del menu

Así pues el menú consistió en una gran tortilla de patata cocinada por Miriam, unos deliciosos «flamenquillos» que trajo Juan y una tortilla de espinacas que aporté yo. Personalmente me abstuve de probar mi plato pues había cenado parte de la tortilla el día anterior y puesto que había una barbaridad de comida habría sido excesivo.

Foto artística del menú

¡Habrá que repetirlo con más gente!