Creo que se ha cumplido un record en este blog, y es que desde que empecé a escribir en él allá por enero de 2005 nunca había pasado un mes en el que no hubiese escrito ninguna entrada… Hasta el pasado mes de febrero. Esta vez no voy a empezar con la misma historia de siempre ni prometer retomar el blog a los niveles que os tenía acostumbrados antaño porque no estoy seguro que pueda cumplirlo.
El principal motivo para haber dejado de escribir con regularidad es el cambio de trabajo. El 1 de febrero me uní a la empresa Solution4 Software en el papel de desarrollador web. La empresa se dedica al desarrollo de software financiero, especializados en proporcionar soluciones para mortgage brokers. Mi trabajo es ayudar en el desarollo de su principal aplicación, SENRO utilizando como principales tecnologías PHP (Zend Framework) y Javascript (JQuery).
Bueno, después del rollo, ¿todo esto en qué se traduce? Pues en menos tiempo libre, esta vez si que estoy trabajando en un horario de 9 a 5.30 y cuando salgo lo que menos me apetece es ponerme delante del ordenador. Si a eso sumamos que estos últimos dos meses están siendo probablemente los de más actividad social (o más intensa) desde que hemos llegado a Sydney, como os podéis imaginar el que sale peor parado es el blog.
Atrás quedan aquellos tiempos de ociosidad en la Oficina Comercial en los que podía actualizar hasta cinco o seis veces por semana, pero si os sirve de consuelo tampoco tengo mucha cosa que contar fuera de lo normal. Últimamente en vez de viajar nos estamos dedicando a disfrutar de la ciudad y de la gente que tenemos por aquí al máximo. Eso sí, aún me quedan algunos viajes por contar y Andrea ya ha empezado contando el fin de semana que pasamos el mes pasado en Hunter Valley degustando los vinos de la región.
Y de momento esto es todo. Como me gusta acompañar los posts con fotos y el título de este es Cambios, os dejo con el último cambio que hemos adquirido: un nuevo sofá para la casa. Chollazo de segunda mano que nos costó lo que en su día nos había costado el cutre-sofa de Ikea. ¡Un aumento en calidad de vida señores!