El sábado pasado era el día que habíamos elegido para salir de Sydney por primera vez desde que estamos aquí. El destino seleccionado era el parque nacional de las Blue Mountains, una de las principales atracciones turísticas del área de Sydney.
Salimos bien temprano en un tren infernal de dos horas que nos dejaría en el pueblo de Katoomba, lugar en el que cogeríamos el Explorer Bus que nos daría el tour por el parque. Para quien quiera hacer la visita desaconsejo totalmente pillar el bus en cuestión ya que es muy caro (y eso que nosotros lo compramos con un pack junto con el billete de tren). Ya in situ se pueden comprar billetes con otras compañías que hacen recorridos similares por casi mitad de precio.

Desde Katoomba cogimos el autobús, un double decker londinense que nos dejó a mitad de camino entre el pueblo y Echo Point, primer punto turístico que teníamos intención de alcanzar. Pese a que el camino está lejos de ser una pista de senderismo debido a lo turístico del lugar (había lugares asfaltados y preparados para discapacitados), no nos podemos quejar ya que las vistas que nos ofrecía del valle eran inmejorables.

En el camino hacia Echo Point pasamos por unas bonitas cascadas donde paramos para mojarnos un poco los pies y hacernos unas fotos.

Cuando estábamos en uno de los puntos más altos y desde donde ya se veía el Echo Point decidimos que era buen momento para parar a comer nuestros bocadillos. Recibimos la visita de infinidad de hormigas y más bichejos varios pero en ningún momento nuestra integridad física estuvo en peligro 🙂


Una vez llenamos el estómago ya nos dirigimos directos al susodicho Echo Point, lugar desde el que se pueden presenciar las famosas Three Sisters. Se trata de tres rocas que según la leyenda aborigen son tres jovencitas a las que su padre convirtió en roca y dejó aquí, en las Blue Mountains, para defenderlas de un ser malvado.

Además de las Three Sisters pudimos presenciar a un aborigen que estaba tocando su didgeridoo hasta que una bandada de chinos le asaltaron para hacerse fotos con él. Lástima que no llegase antes para hacerle una foto en plena actuación.

Después de haber hecho el primer recorrido turístico nos dirigimos a coger de nuevo el autobús para ir a ver las Gordon Falls. Una vez allí las cascadas nos decepcionaron bastante ya que se veían desde muy lejos y no eran muy caudalosas. Es por esto que decidimos hacer la segunda ruta a pie del día, desde allí hasta las Leura Cascades.
Este segundo camino si que ya era más auténtico y se podría calificar ya de ruta de senderismo, si bien en algunas ocasiones discurría paralelo a la carretera lo que le restaba bastante glamour. En algunos puntos del trazado parecía que estuviésemos inmersos en la selva. Ojo a los helechos, que tenían un tronco como si de un árbol se tratase.

También disfrutamos una vez más de las vistas que nos proporcionaba el parque natural.

Después de unos tres cuartos de hora de camino llegamos por fin a las Leura Cascades, sin duda el enclave más bonito de toda la excursión. Prácticamente metidos en una cueva pudimos disfrutar de la bajada del río y tomar fotos como las que os presento a continuación.


Finalmente un amable aussie nos acercó en coche hasta Leura donde habíamos quedado con Dani y Mari Cruz. Allí terminamos el día tomándonos una merecida CocaCola.
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