Nuestra existencia en Bondi Beach era de lo más feliz y tranquila, con una casa prácticamente nueva por la que no preocuparnos del creciente aumento de fauna en el exterior a medida que el calor empieza a apretar. Esto era así hasta hace un par de días.
Volviendo de cenar del centro llegamos a casa y nos encontramos en medio de la cocina a un inesperado visitante en forma de cucaracha enorme. Tras invitarla amablemente a abandonar nuestro hogar y ante su negativa a llevar a cabo tal acción procedimos a su ejecución. Una vez llegó el juez y se procedió a levantar el cadáver nos fuimos a la cama tratando de olvidar el inquietante episodio y clasificándolo como otro caso aislado (el segundo o tercer día de vivir aquí nos había pasado lo mismo).
El caso es que a la mañana siguiente Andrea me despertó alarmada al ver otra cucaracha correteando por la cocina. Una vez muerta consideramos necesario hacernos con algunas armas de destrucción masiva que yo mismo compraría al salir del trabajo.
Como las sospechas son que los bichos entran por los resquicios que dejan las puertas de la cristalera entre sí, me hice con un maravilloso spray que alardea de crear una barrera impenetrable durante 6 meses para cucarachas, arañas y todo tipo de crawling insects. Además también compré el mítico spray matacucarachas para las situaciones de emergencia. Y qué mejor que llegar a casa y ponerlo en práctica… Al ir a coger la caja del árbol de navidad para tirarla a la basura vi que algo salía de ella y se escondía bajo la nevera, así que lancé un ataque en forma de chorro por debajo de la misma y esperé con la zapatilla en la mano. 5 segundos me hicieron falta solo para usar mi calzado contra el suelo.

Así pues procedimos a limpiar la casa al detalle y con todo tipo de productos de limpieza para a continuación rociarla con el spray impenetrable. Nos fuimos a dormir tranquilos a la espera de que no volveríamos a encontrar más bicharracos inmundos de estos.
Por la mañana al ir a desayunar me asome a la ventana y vi que efectivamente algunas cucarachas que se habían acercado para entrar en casa yacían boca arriba. También pude ver a una que había conseguido rebasar el impenetrable muro de insecticida pero no había conseguido adentrarse más de 5 centímetros en nuestra casa. Esta mañana he encontrado otra igual que esta y unas cuantas más fuera, por lo que podemos afirmar que el invento está funcionando. No saben estas a dónde se han ido a meter…
Por último comentar que el tener cucarachas en casa es una cosa de lo más común en Australia. Es la inconvenient truth mejor tapada sobre este país: El animal típico no es el canguro ni el koala, es la cucaracha. Te las encuentras en casa pero también en pubs y restaurantes (y no de mala muerte precisamente). Es una guerra perdida en la que solo te queda luchar por la batalla librada entre tus cuatro paredes. Afortunadamente esto solo ocurre en los meses de verano ya que después el frío no les gusta nada, así que paciencia y ¡¡RESISTENCIA!!
La foto que acompaña a esta entrada fue tomada esta mañana en la terraza de nuestra casa. De este palo son los bichitos que tenemos en Bondi…