Ya sabíamos cuando veníamos a Australia que veríamos animales extraños y pintorescos como canguros y koalas, pero realmente nunca me había planteado que pudiésemos ver una ballena. ¡Y menos desde la playa que tenemos a dos minutos de casa!
Sucedió el domingo mientras observábamos las esculturas del camino entre Bondi Beach y Tamarama. Vimos un gran grupo de gente mirando hacia mar adentro y en un alarde de originalidad nos pusimos a hacer lo que hacía todo el mundo, en plan masa borreguil. Resultó ser que una ballena se había dejado caer por Bondi Beach nadaba y saltaba para deleite del personal. Lamentablemente las fotos no son gran cosa pero ahí queda al menos la prueba del avistamiento.