Nuestro quinto día lo queríamos distribuir en dos mitades, la primera de ellas estaría dedicada a conocer los templos de la parte norte de Kyoto, como el de Kinkakuji que encabeza el post, mientras que después de comer queríamos llegar a Osaka con suficiente luz para poder visitar el castillo desde fuera y subir al Umeda Sky Building para poder admirar las vistas de la ciudad desde las alturas.
Así pues empezamos temprano dirigiéndonos hacia el norte pero haciendo una pequeña parada en un templo que había cerca de la estación de tren en el que paseamos y nos sentamos a meditar un rato.
Al llegar al norte estuvimos paseando por un complejo que albergaba a varios templos aunque no entramos en ninguno ya que con todo lo que llevábamos acumulado de los anteriores días nos parecía ya demasiado. Así que tras pasear asomándonos a los templos lo justo para no tener que pagar nos fuimos hacia el primero en el que sí que queríamos entrar y pagar, Kinkakuji.
Entrar en Kinkakuji es algo espectacular, ver ese templo de paredes doradas reflejarse en el lago y todo ello rodeado por un magnífico jardín japonés no tiene precio.
A lo que es el edificio no se puede entrar pero ya merece la pena dar una vuelta al lago y ver el paisaje. Después de este entramos a otro templo más antes de volvernos hacia el sur. La guía hablaba muy bien de él y de su jardin de piedras zen. Realmente nos esperábamos un jardin enorme de gravilla con piedras dispuestas estratégicamente sobre ella, y eso es lo que era, solo que a más pequeña escala de lo que imaginábamos. Fue la pequeña decepción del día.
Visto esto buscamos un sitio para comer y a continuación devolvimos las bicis y emprendimos rumbo a Osaka. Al llegar a la estación vimos que no teníamos mucho más tiempo hasta que oscureciese por lo que decidimos ir directamente, maleta en mano, a visitar las inmediaciones del castillo de Osaka. Como podéis comprobar en las fotos de debajo muy bonito.
Una vez tiradas las fotos de rigor volvimos al tren y nos dirigimos también directamente al Umeda Sky Building. Desafortunadamente cuando llegamos arriba ya era de noche y no pudimos apreciar cómo iba oscureciendo y la vida nocturna de la ciudad se despertaba. De todas formas podéis comprobar que el espectáculo estaba servido.
Pasar en unas horas de la paz y tranquilidad de los templos de Kyoto a la locura lumínica de Osaka es una cosa cuanto menos curiosa. Como estábamos realmente cansados de todo el viaje acumulado nos quedamos en la azotea del USB durante bastante tiempo.
Para terminar el día fuimos a dejar las maletas al hotel cápsula y salimos a pasear por Dotonbori donde una vez más pudimos experimentar la muchedumbre y las abrumadoras luces de neón.
Terminamos cenando en un ‘running sushi’ en el que por un precio establecido, curiosamente más caro para hombres que para mujeres, nos dejaron ponernos ciegos comiendo todo el sushi que pudiésemos. ¡En la imagen de cierre del post podéis ver el festín que nos pegamos!