A finales de mayo decidimos que era un buen momento para hacer nuestra primera visita a Melbourne. Realmente ya teníamos ganas de conocer la ciudad pero estas eran las fechas que mejor nos venían para poder hacer coincidir la visita con uno de los espectáculos del Cirque du Soleil, Dralion.
Melbourne me pareció una ciudad con mucho encanto, llena de esculturas, con callejuelas pequeñitas plagadas de terrazas abarrotadas de gente, grafittis en las paredes, tranvía, taxis amarillos, no sé, pequeños detalles que hacen de la ciudad muy acogedora.
El primer día paseamos por el centro durante toda la mañana conociéndolo al detalle hasta que fue la hora de asistir a la función del circo. De la función qué decir, era la primera vez que veía un espectáculo del Cirque du Soleil y la verdad es que me dejó alucinando. Me parece increíble que personas humanas puedan llegar a hacer tal tipo de cosas con tanta coordinación y sin errores… Imagino que no tendrán vida más allá del espectáculo y los ensayos.
Por la tarde nos dedicamos a recorrer el barrio de Fitzroy, el barrio alternativo de Melbourne. La verdad es que era una pasada poder caminar por la calle más allá de las 6 de la tarde y ver tiendas abiertas. Y qué tiendas, alternativas al máximo, tan vintage que tenían hasta el olor a viejuno que hace que no quieras comprar ni una sola prenda de las que albergan… Yo al final me compré una camiseta de Homer Simpson.
Al día siguiente fuimos al barrio de St Kilda, donde se encuentra la «Bondi Beach» de Melbourne, aunque cualquier parecido con la misma es pura coincidencia. La playa en cuestión es bastante artificial y bien me recordaba a la Barceloneta, en la que no te dan ganas de bañarte ni aunque haga cuarenta grados. Eso sí, el barrio en sí bastante bonito para darse un paseo pero para vivir nada como nuestro amado Bondi Beach.
Por la noche volvimos a Fitzroy a que las chicas terminasen sus compras y después paseamos por la zona donde encontramos el Melbourne Museum en los Carlton Gardens donde encontramos una cantidad enorme de possums que viven en sus árboles.
A ver cuándo volvemos para conocer la ciudad con más detalle y hacer algo de vida cultural por sus museos.