El día empezó bastante temprano… A las 6 en pie para tomar el desayuno ya que a las 7 habíamos quedado con el militar que nos hacía de guía para que nos diese una mini charla sobre la equipación que utilizan en el ejército para sobrevivir en situaciones extremas. Nos habló de todo tipo de gadgets además de las ropas que utilizan, los sacos de dormir, etc… La verdad es que resultó un tanto aburrido y además todos estabamos cansadísimos. Después de esto nos dieron un tiempo para vestirnos con nuestro «uniforme militar» y volvimos a la zona de acampada.
Al llegar allí pudimos comprobar que efectivamente la estructura de la nieve había cambiado durante la noche y la montaña que habíamos levantado el día antes se había convertido en un duro caparazón de nieve. Así pues, cogimos un par de palas y nos pusimos manos a la obra. El primer paso (obviamente) era hacer la puerta del iglú. El objetivo es que la «cama» esté a una altura superior a la puerta para que el aire caliente se quede a nuestra altura y así poder tener una temperatura más «asequible» en el interior que en el exterior.
El proceso fue el siguiente: primero se abre un agujero del tamaño de la espalda del mayor integrante del grupo que servirá de puerta. Por supuesto este ha de estar a ras de suelo. Se cava más o menos un metro hacia el interior y después se cava otro metro hacia cada lado como haciendo una T. El siguiente paso es empezar a cavar hacia arriba hasta llegar a un poco más arriba de la puerta y despues empezar a sacar nieve de adentro dejando la altura a la que quedará la cama.
Tuvimos que sacar una cantidad de nieve impresionante, la verdad que acabamos muy cansados. Por suerte la nieve del interior del iglú está bastante blanda y no es dificil sacar paladas pero claro, al tener que sacar toda la nieve por el agujero de la puerta…
Una vez tuvimos terminado el iglú hicimos un fuego delante para calentarnos un poco y cuando cayó la noche subimos al punto de encuentro donde cenamos tambien frente al fuego y nos quedamos hasta bien entrada la noche disfrutando de un cielo estrrellado como nunca habíamos visto. Después de estar un buen rato los cuatro españoles en torno al fuego decidimos bajar a dormir al iglú.
El camino de vuelta fue bastante desastroso… El suelo estaba muy helado y no habia ni una luz. Yo creo que me caí como 4 veces pero nada, sin consecuencias graves :). Al llegar al iglú comprobamos lo dificil que es prepararse para dormir alli dentro. Pensad que es TODO nieve, y para vestirse sin tocar la nieve es muy dificil y claro, como pises sobre nieve o algo ya la has fastidiado porque tendras que dormir sobre mojado y frío. Afortunadamente todo salio muy bien y los sacos de dormir cumplieron su trabajo a la perfección. La única pega era la dureza del «colchón» y el frío que pasamos en la cara.
Aqui tenemos a Michi que fue el encargado de abrir la puerta del iglú
Poco después… ¡ya caben dos personas dentro!
Anda, ¡¡si ya cabemos los tres dentro!!
Jorgito se encargó de avanzar una buena parte hacia adentro.
De vez en cuando había que tomarse un ‘break’… Lo pasé un pelín mal cuando se me empaparon todos mis pares de guantes… jeje
Después del duro trabajo… ¿Qué mejor que unos choricinos cocinados en la hoguera?
Esta era la pinta que tenía a la hora de irme a la cama. Como véis lo unico que queda a la intemperie es la cara…
Jajaja… Eso no ye un iglú. Eso ye EL IGLÚ DE ORTEGA LARA !!!
Xavieron opina que fijo que estaba más caliente que la Universidad de XuanÃn el nuestru…
¡ Cómo está el mundo !
Pásalo bien… salu2
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BuenÃsimo el reportaje VÃctor!
Dejando bien alto el pabellón de uniovi :p
Espero que la segunda parte del curso sea como sobrevivir con cuatro suecas en el iglú en vez de con cuatro españoles 😉
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Jajaj joer que bueno!!! debió haber un roce nocturno eh??
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Pero hombre! Explica lo del pezón y el pie! 😀
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